ACTIVIDAD | BUSCANDO NUESTRAS RAÍCES |
FECHA | 6 de diciembre de 2019 |
DURACIÓN | De las 9:00 h a 19:00 h |
PROMOTOR | Asociación Nuevo Surco |
LUGAR | Llano de la Mosca – Cumbre Vieja |
Un año más nos hemos acercado a nuestras cumbres de Villa de Mazo para realizar una actividad extraordinaria: la búsqueda de nuestras raíces.
Por tercera vez en estos últimos años, Nuevo Surco ha querido rememorar una tradición que en la actualidad sólo está en el recuerdo de algunas personas mayores. Muchos de nuestros abuelos y abuelas en tiempos que ahora se nos antojan remotos, tenían que recurrir a la búsqueda de las raíces del helecho (Pteridium aquilinum) para hacer pan de helecho “Que adecuadamente tratado sirvió de alimento para personas y animales en los días más grises de la guerra y la postguerra en La Palma», según nos cuentan algunos de ellos.
En nuestra zona el helecho se cavaba antiguamente en la Montaña de Brejillos, en el Hoyo del Infierno y en las zonas de Cumbre Vieja en los límites entre Breña Baja y Villa de Mazo (La Malforada, el Pico Birigoyo, Montaña El Caldero, Los Charcos…)
Numerosas personas que no quisieron perderse la ocasión de revivir esta tradición soportaron las bajas temperaturas, la niebla y alguna llovizna en los montes de Cumbre Vieja, más concretamente en El Llano de la Mosca y la Montaña de El Caldero, mientras participaban en la cava del helecho y su transporte hasta la casa-refugio de las monjas, para limpiarlo cuidadosamente y seguir todo el proceso de obtención de la harina con la que se elaboran los panes de helecho.
A esta interesante actividad se sumó el Grupo de Montañeros de Tenerife con una representación de unas sesenta personas que vinieron desde aquella isla y han dedicado este día para participar conjuntamente con un numeroso grupo de personas de esta comarca en esta actividad de Nuevo Surco.
Todo el proceso estuvo acompañado de las palabras de José Roberto Martín, el maestro Berto, con explicaciones pormenorizadas de las labores necesarias para poder obtener este tipo de harina, incluyendo alguna anécdota como aquella que vivió personalmente cuando visitó hace años a unos familiares que tiene en Cuba y lo mucho que se sorprendió de lo bien que conocían todo lo relativo a este trabajo sin haberlo vivido nunca, ya que lo recordaban por lo que les había contado su bisabuela, que había llegado a aquellas tierras desde La Palma hace muchos años.
El helecho, nos cuenta Berto, tiene que estar sazonado, que en esta zona de la isla se produce a principios de otoño. Hay que coger la raíz de helecho en su punto, si se coge antes o después ya no sirve. Luego hay que limpiarlo muy bien de pequeñas piedras y tierra. Se pone a secar al sol que, dependiendo de cómo esté el tiempo, puede ser entre una semana y veinte días. No debe mojarse y estando bien seco se procede a pelarlo con un cuchillo para retirar la capa exterior dura y de color oscuro. “Se busca siempre la raíz más blanca y se desechan las partes más oscuras y gruesas, cuando no está suficientemente seco al arrancarlo, da una harina más amarilla”, nos cuenta Luis Martín. El interior tiene que estar muy blanco, una vez limpio se pica en pedazos pequeños para pasar a molerlo en el molino de mano. La harina que se obtiene se pasa por el cedazo (objeto que fabricó Víctor García, artesano de Monte Breña, siguiendo un modelo muy antiguo que se encontró en La Rosa) para separar la parte gruesa de la fina harina blanca que se obtiene con este procedimiento.
Se necesitan al menos 40 kilos de raíz de helecho para conseguir unos 8 ó 10 kilos de harina. Con esta harina, mezclada en proporción 60/40, la parte mayor de harina de helecho y el resto de harina de trigo, y la levadura correspondiente se procede al amasado y posterior horneado para obtener los panes, bollos o tortas de helecho.
La limpieza de la raíz de helecho fue un trabajo en equipo donde todos los asistentes vivieron en primera persona todo el proceso en un taller ameno y participativo. En el momento de pasar a la molienda, recuerda Berto, se pidió a los asistentes que mantuvieran el silencio y con los ojos cerrados escucharan el rumor del molino de mano al hacer girar las piedras, una sobre otra, para evocar el modo de vida de nuestros antepasados. Entonces nos contó que en otros tiempos se cantaba mientras se molía para pasar mejor el rato, para entretener o divertirse. Se solía acompañar el ruido de las piedras con rimas como la que aprendió hace muchos años de una señora mayor de Breña Alta que todavía recordaba de los tiempos de antes:
Este molino me pesa
yo no lo puedo arrastrar
si mi amante lo supiera
él me vendría a ayudar.
El catedrático de Botánica de la Universidad de la Laguna y vecino de la Villa de Mazo, Pedro Luis Pérez de Paz, haciendo uso de su experiencia y amplios conocimientos sobre la materia, al igual que hiciera en ocasiones anteriores, estuvo presente para hablarnos, a las casi 200 personas que allí nos congregamos, sobre aspectos científicos de esta planta, sus principios activos y propiedades, así como los usos tanto para consumo humano como forraje para animales, principalmente para el engorde de los cochinos.
También estuvo presente Jorge Pais Pais, Doctor en arqueología, Director del Parque Arqueológico de Belmaco y Jefe de Sección de Patrimonio Histórico y Arqueológico del Cabildo Insular de La Palma, con los equipos de Mírame TV Canarias, para grabar un nuevo programa de Los “Díaz” con Ángeles. Nos dice Jorge que “La cava de las raíces de “helechera” y su conversión en harina para hacer bollos fue vital para mitigar el hambre y las penurias de nuestras gentes, especialmente en años de sequía, cuando escaseaban otro tipo de cereales, como la que padecemos en la actualidad” y añade que “según cuentan los primeros cronistas de La Palma, los antiguos benahoritas desconocían la agricultura y hacían una especie de gofio con harina de helecho y semillas de amagante”.
Al terminar la actividad se hizo el almuerzo en esta casa-refugio, que con frecuencia se utiliza para campamentos de jóvenes en época estival. De nuevo Amado Rodríguez, como jefe de cocina, logró deleitar a todos con un potaje de trigo a la antigua usanza, con verduras, carne de cochino, peras, manzanas y, por supuesto, el trigo de la tierra; este potaje fue acompañado de gofio escaldado, castañas asadas y buen vino del país. Luego, los postres, en forma de arroz con leche, gentileza de Esther Gutiérrez y las peras al vino y el turrado del maestro Berto.
La mayoría de los participantes bajaron andando hasta el Refugio de El Pilar y allí se unieron a los que no pudiendo caminar ya venían en la guagua, para volver a La Rosa, para continuar con la segunda parte de esta actividad: la inauguración del Belén de la Asociación Nuevo Surco.
Esta actividad “Buscando nuestras raíces” ha sido muy laboriosa y necesitó a muchos colaboradores, socios y amigos de Nuevo Surco, no sólo en el día en que se desarrolló, sino en los días previos, en la preparación y servicio de la comida y en todos y cada uno de los detalles de la actividad de cava y transformación de la raíz de helecho, por lo que Nuevo Surco agradece a todos la participación.
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