Nuevo Surco: 50 años de compañía.

Por Máximo Pérez Tejera. Marzo 2021.


Realmente nos parece mentira, pero es así, La vida pasa con velocidad endiablada, sin darnos cuenta nos ocurren estas cosas y te preguntas si es verdad.

50 años de la existencia de Nuevo Surco; 50 años compartiendo actividades o siguiéndolas en la distancia, pero siempre disfrutando de algo muy valioso y muy cercano.

Aunque me han dicho que nací en Monte Breña, no recuerdo otras vivencias que las vividas en la Rosa y como la mayoría de mis coetáneos, estas vivencias estuvieron atadas al surco. Esa herida abierta en nuestras escasas tierras, algunas veces con arado y las más a brazo limpio, tenía siempre el mismo fin; sembrar las semillas para obtener de forma laboriosa y sacrificada un precario sustento.

En aquella Rosa, de dril y de alpargata, todos colaboramos en el surco. Había tarea para todos, pequeños y mayores marchaban tras la azada o el arado para poner en el surco la esperanza de la supervivencia.

Nos tocó vivir una época difícil pero también ilusionante. Indudablemente vendrán muchos cambios, pero difícilmente serán tan significativos o radicales como los vividos por nuestra generación, que pasó de la leña a la vitro, del candil al led, de la radio a la tele o YouTube y de la carta al whatsap.

Pero a pesar de todo, en nuestro barrio, como en muchos otros, se vivió en lucha constante para asumir esos cambios.

La Rosa fue siempre un barrio implicado en su propio desarrollo; vivimos aquellos años de escasez con ilusión y con ganas de superación en lo personal y lo colectivo.

Hablando de las tareas colectivas, es conocida la labor de La Rosa en la colaboración cultural en el ámbito municipal y a nadie extraña que no pudo sustraerse a la vivencia de sus surcos para denominar a su asociación cultural en la que derivaría su antiguo teleclub.

Sin duda, el nombre de Nuevo Surco ha sido un acierto simbólico, ya que, entre las luces y las sombras de su pequeña historia, recoge el sentido de la necesidad vital de sembrar y cultivar alimento para una supervivencia y en este caso social y cultural, no solo de pan se vive, y quizá de forma subliminal se asocia la tarea común realizada tras un surco abierto que nunca deja de ser nuevo por muchas veces que se abra.

En los últimos años, los ausentes vemos con agrado como el Surco es abierto con ímpetu, valentía y decisión, que va dejando un trabajo colectivo tras su estela y obtiene muy buenas cosechas que revierten en el provecho de todos.

Excursiones, visitas. acampadas, actos religiosos, fiestas charlas. música, teatro. efemérides. rememoración de tareas ancestrales, reuniones, etc. van llenando el cotidiano vivir de un grupo humano que ha sabido sentirse familia, que ha encontrado un magnífico cauce de disfrute y de comunicación, que los ausentes envidiamos, aunque siempre hacemos lo imposible por asistir.

Con un cariñoso recuerdo para los que se han ido definitivamente, aquellos a los que les debemos entusiasmo, apoyo y colaboración en todas las actividades que recaudaban fondos: teatro, flores, ventorrillos, cantinas, arepas etc. y una felicitación a los “motores” actuales de esta tarea; no hace falta nombres porque la labor se vuelve colectiva.

Quiero dar un grito de ¡ BRAVO ! a todo un barrio que sabe abrir estos surcos y al que tengo el orgullo de pertenecer.

Un abrazo para todos.  Simo.


Comentarios

Una respuesta a «Nuevo Surco: 50 años de compañía.»

  1. Querido Simo, hoy con mayor motivo si cabe, merece «usted» el calificativo de maestro. Con tus magistrales palabras nos has metido de lleno en el surco de los recuerdos, de nuestras pequeñas glorias y deficiencias, que no merecen ser calificadas de miserias, porque no hay que confundir miseria con pobreza o necesidad extrema. Fuimos educados para trabajar y hemos sido capaces de surcar entre cascajos sobre suelos pobres y también en suelos más profundos. De ambos hemos sacado provecho, para atizar la leña del hogar o acariciar el sensor de la vitrocerámica.
    Enhorabuena a los de antes, a los de ahora y a los que les tocará venir.
    Un fraternal abrazo.